Summario en Español
El show del negocio inmobiliario (Real Estate Show)
Esta foto apareció en 1978.
Una serie de gente intentó conseguir la mantequilla antes de medianoche, antes de que los precios subieran demasiado.
Estas dos fotos se tomaron un poco antes, en 1910. La flecha apunta al edificio 621 de Langsey Street, donde vivían propietarios.
En 1960 esos bloques fueron adquiridos por la ciudad, se empezó un proyecto de renovación urbana e intentaron aclarar el espacio. En los siguientes 15 años se derribaron edificios y algunos inquilinos fueron a viviendas de protección oficial, pero muchos rechazaron dejar la ciudad. La flecha roja apunta al 621 de Lansgey St, ahí continúa.
En una necesidad desesperada por un buen lugar en el que vivir, se organizaron tácticas paralegales y mucho ingenio.
Al final de 1979 algunos artistas afiliados con coleccionistas de arte entraron en la tienda del número 125 de Langsey St. En ese momento era un pequeño edificio mal construido y ya muy viejo.
En un texto reciente de Alan W. Moore, “Escalate in Real Estate”, publicación muy transgresora, Alan describe la acción colectiva basada en valores compartidos, los valores de contrapunto de la intervención privada que caracteriza las estructuras capitalistas.
El Real Estate Show era más importante como acción que como exposición. Lo que había pasado en 125 en Langsey St eran las personas.
El texto de Alan habla de acción y del papel de la gente creativa haciendo la ciudad. Ahí él convenció de que el diálogo tenía sus límites, particularmente entre partidos cuyo poder es desigual.
El número 125 de Delancey St se derribó en 1993. Aquí veis una vista aérea de la zona, que se está utilizando como parking público. Hace unas semanas, el alcalde anunció planes para este lugar, después de años de negociaciones.
Hay un contrato de 180 millones de dólares sobre esto, y el último pedazo de tierra que era público en Manhattan, el más grande, pasa a manos privadas.
Quienes han resistido a que eso pasara y querían que esta área siguiese siendo común han sido desplazados a los márgenes. Debemos tener cuidado: esto no es una medida más de recorte. Una ciudad es una historia de resistencia, de peleas y de pérdidas. Y esa lucha es ahora, más que nunca, a la que debemos dirigir nuestra atención.