SECTION 3: BUILT FROM THE GROUND UP
Chido Govera
Chido Govera teaches mushroom cultivation to struggling communities in Zimbabwe, Tanzania, India, Columbia, the Congo, and elsewhere
Urban development is not always “top down”—it can also be generated by the grassroots. This section features alternative forms of economy and social action that come out of local planning and movements.
Chido Govera lives in Hout Bay, South Africa
Summario en Español
Summario en Español
Chido Govera. Movimiento del “cultivo de champiñones”.
Mi nombre significa “pasión”. El placemaking se hace a través de gente pasional.
Cultivo de champiñones. Este gigante de madera se llama el “Cosmogolian”, y realmente representa mi pasión. Es un símbolo internacional para los niños: un gigante de esperanza con la cabeza abierta, que quiere decir pensamiento creativo, y una boca cerrada, para que las ideas no sólo las oigamos, sino que las absorbamos.
Cuando tenía 8 años supe cuál era mi pasión: empoderar a los niños africanos, especialmente los huérfanos. Estamos hablando de gente que se gradúa en la universidad y se va África, o donde hay gente pobre, a “salvarles”. Eso ha provocado ataduras en las manos de los pobres y de los niños: hacerles sentir víctimas, que no pueden hacer nada, así que te sientas y dejas que la persona “que sabe” haga “por ti”. Pensé que cuando creciese les enseñaría a defenderse y a encontrar qué podían hacer. Eso se hace encontrando las conexiones correctas.
¿Por qué champiñones? Son una herramienta que usé para empezar mi viaje. A los 8 años tuve un sueño: mi familia desde muy niña construir una comunidad donde yo era huérfana. Empecé a los 12 a cultivar champiñones.
Fui a la universidad para aprender cómo se cultivaban los champiñones. Enseguida supe que era lo que yo quería hacer. Estaba dirigiéndome a niños huérfanos de Zimbabue. Me gusta de los champiñones que los puedes hacer crecer en Occidente, así que podías crear comida, y no sólo eso, sino que podías salvar a los niños del abuso, porque cuando puedes suministrarte tu comida, ya no dependes de nadie.
Me sorprende que tanta gente distinta se unió para llevar a cabo este proyecto de champiñones. No sólo por los champiñones, sino por la creación de comunidad y esfuerzo conjunto.
Hay diferentes tipos de champiñones que se pueden cultivar. Lo bueno de los champiñones es que son muy flexibles: en la India las mujeres no sabían ni escribir su nombre, pero se pusieron a plantar champiñones, y de repente gente que no solía trabajar en conjunto (y en África y muchos otros lugares sucede que hombres y mujeres no trabajan juntos, porque se temen y no se conocen) de repente lo hacía. Una de mis intenciones es que personas que no suelen trabajar en conjunto empiecen a hacerlo.
En Zimbabue queríamos llevar a cabo un proyecto de café. Lo que bebemos es el 2% de café. Cogen un contenedor de café, lo venden a los EEUU y a través de la mezcla, todo el dinero va a las mujeres de Zimbabue que lo producen. Llegó un momento en que nos preguntamos ¿qué pasa con la basura del café? Y en San Francisco, Sídney, Holanda, París, Berlín, Dinamarca… tomamos los residuos del café y los usamos para acelerar el crecimiento de los champiñones.
Mi trabajo no consiste sólo en cultivar champiñones, sino en empoderar a la gente para que pueda aprovisionarse de comida y pueda mantenerse.
